Marco ÉTICO-ECONÓMICO DE LA EMPRESA MODERNA
- KAREN LUCIA CONDE RODRIGUEZ
- 1 abr 2022
- 3 Min. de lectura
Cuando se retrata el área de la empresa moderna, siempre estará presente la relación entre la ética y la economía, incluyendo el debate de cuál es la perspectiva más propicia para dirigir a las compañías por el mejor camino y alcanzar el éxito, si es la visión empresarial o la de los economistas, debido a que para muchos la verdadera economía es la que los empresarios manejas y dominan, más no la que los economistas cuantifican.

En primer lugar, se debe destacar que el principio básico de la organización de toda economía; o por lo menos gran parte de ella, es el capitalismo; puesto que con este se ha realizado un proceso de modernización y racionalización social; es decir, un progreso social revolucionario que ha sido causa del gran crecimiento económico, donde se abre paso a la libertad para ejercer actividades económicas y a una nueva gestión y estrategias de innovación.
El capitalismo es un sistema aparentemente carente de moral, ya que se sirve de esta para lograr propios fines porque consiste en la obtención de la mayor ganancia posible y ade3más presupone una visión del hombre que en el fondo instaura el egoísmo como base antropológica y moral del sistema (Homo economicus). Sin embargo, existe la concepción moral del capitalismo, que no sólo le considera con la capacidad de producir riqueza y bienestar, sino que hace hincapié en el carácter moral.
A razón de lo anterior, este sistema utiliza la ética como uno de sus pilares fundamentales, de modo que habrá que fortalecer la dimensión ética de los mecanismos económicos modernos y empresariales, y a su vez, potenciar la ética de las instituciones como instrumentos de racionalización, dado que esta ha sido la fuente moral de la racionalidad necesaria para el desarrollo de los mismos.
Por otra parte, el espíritu capitalista se desarrolló a través del espíritu de empresa y el espíritu burgués, que respectivamente exaltan el afán de lucro, el espíritu aventurero, de orden y de economía, prudencia reflexiva y la virtud de la buena administración, que es ahora la moral de los negocios, aunque lo decisivo del espíritu capitalista es que constituye un nuevo estilo de vida: aspirar a obtener ganancias a través de una profesión, pero todo ello dentro de una valoración ética.
También, en la propia naturaleza humana se encuentra el principio básico de la ética que inspira la actividad económica, por lo tanto, se encuentra el deseo de mejorar la situación propia, que es una fuente inagotable de beneficios para la sociedad, visto que impulsa a crear, innovación y asumir riesgos; por esta razón, esta tradición ética se mantiene centrada en el interés como motor, pero aún siendo sometido bajo las regulaciones de la justicia.
Como parte del proceso de transformación del capitalismo, está el principio de utilidad y sus límites, que se refiere al utilitarismo como concepción ética, donde se maximiza el bien y se minimiza el mal, conforme al bienestar y la suma de utilidades individuales. Por otra parte, se encuentra el interés general, donde la racionalidad moral de las elecciones prima y por ello se llega a la justicia económica.
Luego, se manifiesta justicia, que presenta la distribución de bienes económicos y sociales de forma equitativa, donde hay igualdad de derechos, para así lograr las máximas ventajas para la cooperación social. Después, está la coordinación del mercado, que es un procedimiento de coordinación de fines individuales, que permite la eficiencia de los recursos y la libertad y la eficacia del capitalismo democrático, que ha alcanzado el más alto nivel de vida material y la disminución de las desigualdades.
Finalmente, todo lo anterior mencionado logra fundamentar que la economía capitalista no sólo se encasilla en la satisfacción de las necesidades, sino que su flexibilidad puede aprovecharse para impulsar cambios que permitan aumentar los límites de la libertad, sin perder de vista las exigencias de la justicia social.




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